domingo, 28 de noviembre de 2010

Carlisse: Crónicas de los Fríos. Capítulo III

Carlisse: Crónicas de los Fríos
By: Carlin Shadow

CAPÍTULO III: Historia

           Mi reacción inmediata fue decir

–  ¿Serías tan amable de cerrar la boca?–

Yo no era la persona más amable del mundo, hacía mucho que no trataba con gente nueva, y mucho menos con gente joven. Pasaron unos minutos en los que sólo se escuchaba el sonido de los utensilios, y luego dije

–Esa mujer es Rose, la dama de servicio. No hablen con ella, vive ahí hace mucho y no está acostumbrada a la gente. Así está bien. No tiene ningún interés en ustedes, ni ustedes en ella, así que ignórenla, pues ella los ignorará –finalicé.

Siguieron comiendo, aunque aún se sentía esa atmósfera de curiosidad. No era conveniente que se interesaran en ella...

Terminamos de comer. Dejé las cosas sucias limpiándose, porque aunque normalmente Rose hacía la limpieza sin ningún problema, no quería que estuviera en contacto con ninguno de los huéspedes, sobre todo con Arianna...

–Bien –dije– comencemos viendo qué es lo que tienen. Cada uno diga su fuerza elemental[1] y el poder que liberará, y traten de impresionarme... uno por uno. Tú, Way, primero. Párate aquí, a ver. Comienza.

Ella se enderezó, cerró los ojos y se concentró. Cuando abrió los ojos, estos eran negros, eso indicaba posesión... decidí que más adelante averiguaría sobre eso, pues podía ser peligroso si no se sabía controlar de la forma correcta.

–Elemento de Aire, Técnica de la Ventisca –Colocó sus manos separadas, con las palmas hacia adentro paralelas, su energía elemental comenzó a fluir, y se creó una especie de bola gris y blanca, corrimos al patio y lanzó la ventisca hacia un pino cercano, que se arrancó de raíz. Todo estaba cubierto de nieve. Sus ojos de tornaron cafés, y comprendí que había terminado. Por primera vez veía el color natural de sus ojos. 

–Bien, puede decirse que estuvo decente.

Ella lo tomó como un cumplido, y ocupó su lugar entre Arianna (cuya cara era una mezcla de pánico y nervios) y Stephen (que tenía una expresión de aburrimiento absoluto)

–Bien, ahora tú, Reden.

Dio unos pasos al frente, se paró en pose casual, como si no le importara, con una mano en el bolsillo. Hizo un movimiento circular con su mano libre, seguidamente una cruz, para finalizar con una equis, y a cada movimiento que realizaba, una luz iba trazando las formas. Soltó su energía elemental, la cual al avanzar rápidamente se convirtió en una estrella, envolvió un ave que pasaba por allí y la trasformó en muchas pequeñas estrellas, que fueron cayendo, como hojas secas hasta confundirse con la tierra.

–Elemento de Luz. Técnica de la Estrella de Transformación –dijo, y regresó a su puesto. Apenas se había despeinado.

–Aprende a seguir instrucciones Reden, dije que antes de comenzar, dijeran su fuerza elemental y el nombre del ataque, no después, –dije con frialdad– con respecto al ataque, es muy interesante, hacía mucho que no lo veía así, tan bien ejecutado –agregué, procurando ocultar lo impresionada que estaba.

Él sonrió con satisfacción y altanería, y me dio la espalda para reírse por lo bajo.

–Bueno, por último, tú Lufking, a ver si se te quita la cara de terror –

            Ella dio unos pocos pasos cortos, mirando al suelo. Cuando levantó la cara pude ver que sus ojos estaban llorosos.

            –  ¿Qué ocurre? –dije bajando el tono frío.
           
            Había dado en mi debilidad. Yo no era capaz de ver a alguien llorar. Me recordaba aquellos terribles días de guerra, y la cara suplicante de aquella mujer... aquellas lágrimas por haber perdido a su hija y su esposo, ambos el mismo día.

Salí de mis pensamientos para darme cuenta que mi rostro mostraba preocupación, el cual rápidamente cambié por mi frialdad habitual.
           
Entrecortadamente, Arianna se incorporó y dijo

–Yo... no tengo un poder elemental... yo soy... un elemento indefinido[2]... en mis pocos años de escuela sólo cursé teoría así que... lo... lo siento pero no tengo un ataque elemental, yo...  –no pudo continuar.

Temblaba y las lágrimas no paraban de caer a sus pies. Tomé aire y cerré los ojos, para poder hablar sin titubear.

–Si esas tenemos... Lamentablemente para ustedes, no podrás aprender la sabiduría de los fríos. Un elemento que no puede siquiera hacer una simple técnica, un ataque básico, no es merecedor de conocer artes tan antiguas, no te servirá de nada aprender de todos modos, no podrás usar esos conocimientos en la práctica. Tienen dos opciones: largarse, ya que aún no les he enseñado nada, con la advertencia de que, si vuelven aquí, será para morir. O quedarse, pero Lufking deberá permanecer encerrada mientras les enseño a ustedes. No podrán hablar con ella, claro, he de insistir en que son artes secretas muy antiguas, reservadas para un reducido número de... criaturas. No pueden conocerse si no van a utilizarse. –sentencié.

Gerlin se enfureció, con los ojos rojos, completamente enojada me miró y gritó

–  ¡¿Cómo puede hablarle así?! ¡¿No tiene sentimientos?! Ella ha sufrido mucho por su condición. Además, si es tan buena, ¿por qué no nos muestra sus habilidades? Ha hablado mucho, pero no ha hecho nada. –

La miré, mi mirada fría y penetrante la hizo dar dos pasos hacia atrás, y sus ojos se volvieron blancos de miedo.

–No se las muestro –dije– porque si lo hiciera los tres caerían muertos del susto–

FIN DEL CAPÍTULO III
PRÓXIMO CAPÍTULO: PODER OCULTO


[1] Tipo de energía que cada elemento controla: Tierra, Fuego, Aire, Agua o Luz. 
[2] Un elemento que no sabe controlar ninguno de los poderes elementales básicos, acumulándose su energía y causando efectos devastadores al liberarse.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Carlisse: Crónicas de los Fríos, Capítulo II

Carlisse: Crónicas de los Fríos
By: Carlin Shadow

CAPÍTULO II: Discípulos

             –Pasen –dije con un tono severo.
           
            Abrí lentamente la puerta de madera. Pude ver entonces a los tres chicos.

La otra chica era alta y esbelta, de cabellos negros, sostenidos por un lazo rojo en el lado derecho, los ojos verdes y una expresión de expectación. Llevaba jeans y un corset negro de adornos rojos y zapatillas combinadas. Luego observé al chico, era guapo, alto, muy alto y con un cuerpo desarrollado, su cabello era castaño con las puntas amarillas decoloradas, sus ojos muy negros estaban resaltados con delineador. Ridículo, pensé.

–Estos  jóvenes... –suspiré.

Estaba vestido con jeans, zapatos negros y una camisa a franjas negras y blancas. Su expresión era solo seria, no decía mucho de él. Miré de nuevo a Gerlin, y me di cuenta de que me observaba y sus ojos comenzaron a... ¿cambiar de color?[1] Pues sí, cuando me di cuenta sus ojos ya no eran verdes sino rojos. Rápidamente los apartó de mí. Debía ser ese raro don del cambio según la emoción. El rojo representaba la rabia, así que seguramente le gustaba Stephen.

– ¿Y bien? ¿Qué es eso que quieren traducir con tanto afán? –pregunté, aún a la defensiva.

Arianna contestó, tal como lo esperaba.

–Bien, estuvimos buscando información y... bueno la verdad es que Gerlin lo encontró en un lugar que parecía abandonado y... Stephen tradujo un par de palabras... es realmente inteligente... y queríamos ver si usted podría... traducirlo.

Revolvió, con delicadeza, su bolso y sacó un libro muy antiguo, apergaminado y escrito en lengua...

 –Chitoker... –susurré.

Lo tomé con cuidado y lo observé... antiquísimo... tal como yo... e incluso más, conviviendo y escrito por aquellas criaturas ancestrales y oscuras, los Chitokers, más específicamente la secta más grande, los Darkemotts. Seguramente escrito por la famosa "Chitoker Escape" Framspike...

–Ejem... –me interrumpió Stephen, viendo mi interés.

–Bueno, si realmente quieren saber lo que dice este libro... deben hacer el juramento de no revelar ninguna de esas sabias enseñanzas. No es algo que todos deban saber. Deben convertirse en mis discípulos. No será un día, ni un mes, tal vez ni siquiera un año. Será hasta que yo decida que fue suficiente, que ya aprendieron. Y se los advierto, sabré si me engañan. No toleraré tonterías de adolescente en mis terrenos. –establecí.

Ellos parecieron entender. Asintieron al mismo tiempo, Stephen dijo

–Trato  hecho. Volveremos en unos días para...
–Un momento, –lo interrumpí– ¿esperas que los deje ir después de aceptado este trato? ¿Y arriesgarme a que vuelvan con más inútiles con deseos de molestar? Ya han aceptado, ahora, acomodaré la habitación para...
– ¡Pero y nuestras cosas! –gritó Gerlin
–Eso lo resolverán luego. Por ahora deberías dejar los caprichos de niña mimada y concéntrate en aprender –le espeté con crudeza.

Ella se sonrojó y sus ojos se tornaron azules. Probablemente entristeció.

Recordé un poco de lo leído en el libro de hechizos el hogar para acomodar una habitación para tres, si no quería hacerlo yo... Llamarla a ella no era una opción...


Preparé el cuarto. Gerlin parecía emocionada, y Arianna, apenada, pero solo fue Stephen quien se atrevió a decir, con tono de quien cree que se le ha zafado un tornillo al otro

–Ehm... es una habitación para tres, dos chicas y un ¡CHICO! –

Yo con mirada seria contesté

–Si tienen problemas para controlar sus hormonas es problema de ustedes, no mío– y me fui, dejándolos a los tres avergonzados y confusos.

Debía preparar la lección del día siguiente. De repente me había convertido en maestra por segunda vez... 


Súbitamente, una puerta se abrió, esa puerta que procuraba mantener cerrada: el cuarto de servicio.

Y de su interior salió Rose, mi anterior aprendiz, la que se suponía debía quedarse allí mientras yo no la llamara. Parecía preocupada.

Vestida con su habitual túnica marrón, delantal beige gastado, y capa con capucha negra, observó a los tres y se detuvo en Arianna. La observaba con cuidado, como si temiera por su reacción, aún así, no pareció importarle que la mirara de esa manera, parecía acostumbrada...

 – ¡Hey, tú! ¡Entra ahí de nuevo! ¡Y no salgas! –le grité– Si necesitas algo, te lo llevaré cuando lo considere prudente, sabes cómo avisar. Ahora, ¡largo! –

Ella regresó a su habitación, ante la mirada atónita de los tres nuevos huéspedes.

Más tarde, cuando ya hubieron decidido cómo se acomodarían en la habitación, preparé la cena para más gente de lo habitual, por lo que quedó algo insípida, aún así nadie dijo nada sobre ello. Todos estaban en silencio, pero Gerlin no soportó la curiosidad que la consumía. Con los ojos verdes centelleantes, preguntó

– ¿Quién era esa mujer que salió de aquel cuarto? –

FIN DEL CAPITULO II
PRÓXIMO CAPÍTULO: HISTORIA




[1] Un extraño don elemental, en el cual según la emoción que siente el individuo, los ojos le cambian de color en una gama estandarizada. Es peligroso, ya que esto ocurre porque hay distintos individuos habitando un cuerpo, por lo que puede ocasionarle inestabilidad al portador.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Carlisse: Crónicas de los Fríos, Capítulo I

Carlisse: Crónicas de los Fríos
By: Carlin Shadow

CAPÍTULO I: Memorias

     Endeble. Esa es la palabra que me describe. Agonía. Ese es el nombre de mi estado natural. Dolor. Esa es la única vía a la porción de calma que necesito para no desesperarme hasta enloquecer... aunque quizá ya... no, no estoy loca, no lo estoy...

Soy un cuerpo que yace sobre un frío fondo... ¿Qué será? No logro identificar su procedencia. Llevo una vida maldita, lo sé, pero aún así, a pesar de ser endeble, de agonizar cada minuto, de necesitar dolor para calmarme, a pesar de todo... nadie lo nota. Y no tiene nada que ver con que ninguno de los de los míos quiera acercarse, al contrario... a veces llegan a ser parásitos, es más bien que están allí sin hacer nada... son solo objetos... no los logro introducir en mi... llamémoslo “corazón” a falta de una mejor palabra.

     El caso es que muchos tratan conmigo, a simple vista mi existencia es envidiable, y es lógico, si veo mis logros desde fuera, hasta yo me envidiaría. Ah, también soy una buena mentirosa, sonrío cuando me siento mal, contengo mi ira y hablo con fluidez y elegancia. Hay pocas, contadas ocasiones en que me pierdo, mi mirada vaga a la distancia y eso suele llamar la atención, pero nada más. Ningún otro frío puede saber qué es, ni entender siquiera. Todos deberían alejarse. Todos deberían morir.

     ¿Qué necesito del mundo? Nada. Todo me ha sido negado, y aunque otro frío necesite de mi ayuda, siempre encuentro algo que contribuya a mi mentira. Mi mentira individual y colectiva.

     Escuché un ruido sobre mí. Me pregunté ‘¿Qué pasará? ¿Quién osará sacarme de mis pensamientos, mis reflexiones? Hace siglos que no late un ápice de vida en mí. ¿Quién osaría acercarse?

– ¿Quién anda ahí? –dije con un tono cargado de resentimiento.
–Soy... Arianna Lufking... sé que no me conoce, pero de verdad necesito saber algunas cosas de la sabiduría de los fríos –contestó una voz joven, insegura, de quien ha sufrido el rechazo durante algún tiempo... Me recordaba... a mí misma.

     Subí las escaleras del sótano y abrí la vieja puerta para conseguirme con un rostro pálido e ingenuo, unos ojos negros penetrantes y un cabello ondulado y negro... Era tan familiar, comenzó a dolerme la cabeza, pero no le presté atención.

– ¿Qué demonios quieres de mí? –pregunté mirándola fija y severamente.

     Era muy joven, seguramente ella estaba pensando lo mismo de mi. De repente escuché un ruido entre los árboles. Me enfadé.

– ¡Maldición! Debí saberlo ¡No estás sola! ¡SALGAN MALDITOS COBARDES! La próxima vez que quieras hacer una emboscada, al menos busca personas competentes y ¡SILENCIOSAS! –tiré la puerta y suspiré enojada, no era la primera ni sería la última vez que aparecían los de esa clase, jóvenes viajeros, sólo interesados en molestarme.

     Se escucharon voces de quejas, y palabras como “fríos” y “Scrath[1]” aparecieron. Tomé más interés, pero el que quisiera aprender de mí debía insistir, por más interesada que yo pudiera estar. Sonó de nuevo el ruido.

– ¡Por favor! No le ocultaré nada, no era una emboscada... necesito que me traduzca un libro... Según uno de mis acompañantes dice “Window of Tales[2]” o algo parecido... Yo... bien... entenderé si no sube... –dijo Arianna, con una voz forzada por la desesperación, al parecer realmente necesitaba saberlo, ¿pero por qué? Además... ese libro...

     Decidí subir. Antes de abrir dije

– ¿Cuántos son? ¡Identifíquense! –

De inmediato una voz más animada e igualmente tímida señaló

– ¡Sí! ¿Ves? Te dije que no era un monstruo. Sólo hay que encontrar la forma de sacar su lado amable –

Entonces Arianna contestó

–Bien, yo soy Arianna Lufking, tengo... 14 años recién cumplidos. Mis amigos me acompañan, Gerlin Way de 15 años y Stephen Reden de 16 años.

Busqué en mis recuerdos aquellos tres apellidos, todos familiares para mí, y pregunté

–Esa chica, Gerlin Way ¿es por casualidad hija del rey Gerard y la reina Carlin? Y ese chico, Stephen Reden, ¿es el descendiente de la famosa familia Reden, la Familia de la Técnica Legendaria? –e inmediatamente después de un prolongado silencio lleno de admiración (estaba acostumbrada a eso) logró decir

–S-si, ellos son...
–Y tú, Lufking, ¿de dónde vienes? Me parece haber escuhado de tu apellido –interrumpí, haciéndome la ingenua. Sabía muy bien de donde venía su nombre, a pesar de todo, a pesar de no recordar casi nada, ese hecho podía recordarlo perfectamente.

Ella resolvió contestar

–Por eso estoy aquí, quiero saber de dónde vengo... Al parecer mi apellido aparece en este libro... –

FIN DEL CAPÍTULO I
PRÓXIMO CAPÍTULO: DISCÍPULOS




[1] Ciudad central de Therion, el país donde se desarrolla la historia.
[2] Lit. “Ventana de Cuentos”, un libro antiguo de profecías.

Información

Hola.! Hacía un tiempo que no actualizaba este blog.. la razón principal es que perdí la información de la historia Love Letter por un problema con mi pc.. pronto la actualizaré, pero mientras, iré subiendo otra historia, de título Carlisse: Crónicas de los Fríos, escrita hace algún tiempo.. espero que la disfruten.

Y lamento la demora.. D: