Ángel respiró hondo y suspiró. No se sentía muy seguro de sí mismo en ese momento, pero debía ser firme, no podía flaquear o le esperaba otro regaño de parte de su amigo. Caminó hacia la habitación y con expresión autómata comenzó a hurgar en el armario de Tom
–Oye, oye, ¿qué haces? – exclamó Tom, con fastidio – ¡Cálmate, respira! No se va a acabar el mundo tampoco, ¿bien? Rayos… ¿alguna vez te he dicho que eres demasiado volátil? ¿No? ¡Pues lo eres!
El aludido no volteó al instante. Se quedó inmóvil, pensando un momento en lo que acababa de ocurrir. Jamás había visto a su amigo actuar de esa forma, es decir, sí discutían a veces, incluso se criticaban, tanto en broma como en serio, pero nunca de esa manera tan tajante
–Pues… bien, lo siento –dijo con tono serio –, entiendo que ella significa mucho para ti, ¿no es así?
–Sí, así es, ya te lo había dicho –hizo una breve pausa y agregó con un gesto apresurado – ¡Y no es porque me guste, Ángel, sé que lo estás pensando! Ella es muy importante para mí, a un nivel familiar, ¿entiendes? ¡FAMILIAR! Prácticamente fuimos criados juntos, somos como hermanos. No soportaría verla sufriendo a manos de un tonto… y si ese tonto eres tú, pues… tendría que perder un amigo.
Ángel sonrió, aliviado, y Tom le devolvió la sonrisa diciendo
–Bueno, ¡ve a alistarte! Mientras antes estemos allá será mejor
Amigos nuevamente. Era como si nada hubiese ocurrido.
A los pocos minutos, Ángel salía del baño, con el cabello empapado, al igual que parte de su ropa, producto de su afán por estar listo “en 5 minutos” tal y como él había dicho. Cuando por fin estuvo vestido y, relativamente, peinado, los dos amigos salieron a tomar el transporte hacia la casa de Ashley, conversando en el camino de cosas triviales como el instituto, los compañeros, el trabajo, los deberes… de todo, excepto de Ashley, lo cual, en parte, era la idea de Tom: deseaba observar el desempeño de Ángel ante una situación de presión, sin su ayuda.
Finalmente, se anunció la estación, frente a la cual estaban las pequeñas escaleras. Bajaron del transporte y Tom caminó sin rodeos hacia las escaleras, dejando a un nervioso Ángel atrás, quien al darse cuenta de que su amigo estaba ya tocando el intercomunicador, se apresuró a acercársele, en el momento en que este decía con tono alegre a Ashley “¡Te tengo una sorpresa!”
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© Carlin Shadow ~ 2010
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