Capítulo 7 ~
Comenzó un nuevo día, esta vez un poco menos nublado que de costumbre, pero igualmente frío. Ashley observaba el techo desde su cama, pensativa, sin ganas de levantarse, no porque estuviese triste, sólo se sentía desganada. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que depositó su confianza en otras manos, distintas a las de aquellos a quienes llamaba “amigos”… y el resultado no fue nada agradable, llegando a dejar cicatrices internas imborrables para ella.
Estuvo jugueteando un rato con la idea de ir a la tienda de computadoras, con la excusa de hablar con Tom, solo para ver a Ángel de nuevo, aparentar sorpresa, exclamar algo como ‘¡Qué extraño, no lo noté ayer!’, reír y recordar, conversar un poco sobre sus vidas… las cosas típicas en un “reencuentro casual”. Pero de repente una ola de pensamientos, ilustrados en imágenes mentales y en una voz, ya conocida para ella, intervinieron para recordarle esas cicatrices, ya sanadas, pero sensibles si se les tocaba durante un tiempo… y ella estaba pasando ese límite. “No debes precipitarte, ¿Qué tal si no te recuerda? Abrirás las cicatrices que tanto nos costó cerrar, y sufrirás igual o peor que aquella vez” decía la voz dentro de ella, mientras a su alrededor, las imágenes empapelaban cuatro paredes imaginarias, encerrándola sin escapatoria.
Aún así, ya estaba acostumbrada a esos ‘episodios’, y aunque seguía sintiendo presión en su pecho, ya no lloraba incontrolablemente, ni se encerraba en sí misma: había aprendido que la mejor manera de bloquearlos era distrayéndose o haciendo exactamente lo que le pedían que no hiciera. Decidió distraerse con cualquier cosa, “porque ir a verlo implicaría a otra persona. Las personas son impredecibles a veces, y por lo general son inestables” se decía, a sabiendas de que la verdadera razón era la más sencilla y común del mundo: tenía miedo, miedo de que ‘la Voz’ tuviera razón.
Por otro lado, Ángel despertó con la imagen de sus días de primaria frente a sus ojos, y una canción suave y algo cursi, pero que lo hacía recordarla… a ella, a Ashley. Cruzó los brazos bajo su cabeza, y escuchando aún la melodía, suspiró, tomó impulso para levantarse y a su lado estaba la guitarra de la cual provenía esa canción siendo tocada por su propietario, el cual lo observaba con curiosidad.
–Estas pensando en ella, puedo olerlo –dijo Tom, acercándose un poco y olfateándolo. A Tom le gustaba decir que era un lobo.
–Ya basta –dijo Ángel, adormilado y entre risas –de todos modos, ¿qué si estoy pensando en ella? No me recuerda… además, acabo de despertar, dame un respiro –finalizó, al tiempo q se ponía de pie y caminaba al baño. Pasaron unos 10 minutos y Tom se extrañó un poco.
– ¿Todo en orden? ¿Estás vivo? –gritó desde la habitación, haciendo que Ángel saliera con calma.
Tom lo observó con una expresión de confusión total, a lo que, con una sonrisa nerviosa, Ángel contestó
–Hoy, no sé cómo, ni qué diré, pero voy a ir a verla.
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© Carlin Shadow ~ 2010
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