Capítulo 5 ~
Katie siguió observándola con una gran sonrisa. Ashley de verdad odiaba cuando la gente se inmiscuía en sus asuntos personales, pero con Katie cedía “porque era ella”. Era bastante contradictorio, pero no se atrevía a negarle algo, eran amigas, sentía que sería grosero de su parte no contarle sus cosas, después de todo, ella también le exigía a veces explicaciones que no necesariamente eran asunto suyo.
–Se llama Ángel, y es… un chico nuevo de la tienda –dijo intentando parecer natural –aunque yo ya lo conocía, de antes… éramos unos niños –agregó, bajando la cabeza.
–Espera, no… no puede ser –dijo Katie abriendo los ojos sorprendida, y con un tono chillón y emocionado agregó– ¿Ángel, Ángel? ¿El del colegio? ¿Ese Ángel, al que le decías ‘mi Ángel’? –finalizó casi gritando.
– ¡Sí, sí Katie, ya basta! ¡Deja de repetir su nombre! –dijo Ashley, cubriéndose la cara con las manos, totalmente avergonzada. Hacía muchos años de eso y no le hacía gracia recordar esa época de total ingenuidad, la hacía sentir débil y vulnerable.
– ¡Bueno, bueno! No tienes que ponerte así, no es como si no te hubiese reconocido –exclamó Katie, poniendo los ojos en blanco. Al notar el silencio delator de Ashley, agregó en tono preocupado – ¿O si? ¿No hablaron un poco de los viejos tiempos?
–Preferí dejarlo hacer su trabajo y recibir mi paquete civilizadamente sin escenas cursis de reencuentros “casuales” –contestó Ashley, adoptando un tono profesional, y enfatizando con la voz y un movimiento con los dedos la palabra ‘casuales’.
–Eres un caso perdido, Ashley. Yo en tu lugar no lo habría dejado marcharse sin antes conversar un poco, o al menos invitarlo a pasar y beber un poco de agua, ¡cielos el pobre debió sentirse terriblemente mal! ¡Mira que reencontrarse con su mejor amiga de la infancia y que ella no le ofrezca ni un vaso con agua, ni una corta plática! –suspiró Katie, y después de unos segundos, sonrió y dijo –Al menos sabes donde encontrarlo y él ya sabe donde vives. Como ya cada uno se acuerda del otro, pueden organizarse para salir… si es que tu ocupada agenda te lo permite –finalizó, guiñándole un ojo.
Ashley se sintió tan estúpida ante la afirmación de Katie que se quedó en silencio. Parecía obvio que luego de tanto tiempo, la reacción inmediata fuese decir con tono idiota ‘¿te acuerdas de mí?’ y luego una larga plática, pero la verdad, no estaba segura de que él se acordara de ella. En su pequeño encuentro, lo único que notó en él fue un enorme deseo por volver a su casa y algo de antipatía hacia Tom, que lo había hecho ir hasta allá desde la tienda, que no quedaba ciertamente a media cuadra. Él debía tener sus propios problemas y una vida muy diferente a la que llevaba años atrás, cuando se hablaban.
–No creo que mi agenda me lo permita realmente, estoy bastante ocupada –dijo por fin, manteniendo el tono profesional. No quería discutir con Katie y ya estaba bastante harta de recordar cosas.
Luego de charlar un rato sobre otras cosas triviales, Katie se despidió. Ashley simplemente apagó su computador y ordenó un poco para distraerse, pero no fue suficiente. Tomó sus lápices y comenzó a dibujar. Empezó a relajarse y se sintió satisfecha.
Al mismo tiempo en la tienda de computación, Ángel tenía una sensación parecida mientras ayudaba a Tom a cerrar el almacén. Ya no estaba distraído, pero sí bastante decepcionado de sí mismo. Hacer lo que Tom dijo (‘¿te acuerdas de mí? Yo me acuerdo de ti, seamos amigos de nuevo’) hubiese sido lo más lógico, y tal vez incluso hasta lo más caballeroso de su parte. Quería dejar de pensar en eso, así que le preguntó a Tom si podía ir a su casa a practicar un poco con la guitarra.
–Será divertido, además, hace tiempo que no lo hacemos –le dijo tratando de entusiasmarlo. Y lo logró.
–Sí, es cierto. Será interesante cambiar la rutina. De acuerdo, ¿te quedas a dormir? –dijo Tom, con gesto pensativo.
–Hecho. Pero tú haces el desayuno. Yo soy el invitado –contestó Ángel, bromeando con una sonrisa de satisfacción. Empezaba a sentirse mejor, solo esperaba que Tom no mencionara el tema o iba a quedar, aparte de como un tonto, como un inmaduro delante de él. Suspiró mientras pensaba algo que solía decir: ‘ser adolescente es complicado’, dándose cuenta que, o bien no había superado la adolescencia, o simplemente cualquier edad tenía sus complicaciones. Cerró la tienda y siguió a Tom hasta su casa, a unas pocas calles de allí, bromeando y olvidando el tema por un rato. Comenzaba a sentirse relajado y satisfecho.
Eran personas totalmente diferentes, pero pensaban y actuaban de una manera bastante similar.
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© Carlin Shadow ~ 2010
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