domingo, 15 de agosto de 2010

Love Letter -Cap. 3


Capítulo 3 ~



Ashley subió las escaleras hasta el cuarto piso, lentamente abrió la puerta de su pequeño apartamento tipo estudio, dejó el paquete en su mesita y se sentó en su cama, cubriéndose la cara con las manos. Había dudado cuando lo vio por primera vez, pero al observarlo detenidamente, y más aún, al escuchar su nombre, supo que estaba en lo cierto: conocía a ese chico, hacía mucho tiempo que no se hablaban, pero unos cuantos años antes habían sido mejores amigos, habían compartido horas y horas de juegos, habían reído y llorado juntos. Era él, a quien secretamente había llamado "mi Ángel".

Por supuesto, se había convencido a sí misma con el tiempo de que aquello no había sido más que una ilusión infantil, producto de los cuentos de hadas, películas y series animadas para niñas que veía en aquella época. Aún así, de vez en cuando recordaba con cariño esos días, y sentía una extraña presión dentro de su pecho. No recordaba por qué habían dejado de hablarse, porque no recordaba haber peleado con él, supuso que fue cuando cada uno, al crecer un poco más, definió sus gustos e intereses propios, dejando de lado a las personas que los rodeaban. Dejando de lado la niñez, llena de inocencia y felicidad, para dar paso a la complejidad de la adolescencia.

Pero ya no era ni ingenua como en su infancia ni rebelde como en su adolescencia, era más bien fría y esquiva en ese campo. Prefería no recordar cosas, pues era una pérdida de tiempo, después de todo el pasado no se puede cambiar. Enseguida se puso de pie, tomó el paquete, lo abrió y se dispuso a instalar 1GB más de memoria para su computador.

Mientras tanto, Ángel tomaba el transporte de regreso. Había olvidado el resentimiento hacia su amigo Tom por haberle pedido ese “favor”, ahora lo que sentía era una mezcla de gratitud y alegría. No podía olvidar esos ojos, ahora con un dejo de misterio y tristeza, esos ojos cálidos y dulces en los que tantas veces se vio reflejado y le transmitieron seguridad.

Justo en ese momento se sentía como un completo idiota. De haberle dicho quién era, pudieron pasar horas conversando, recordando, actualizándose de sus respectivas vidas.

Después de todo, ella era uno de sus mejores recuerdos de la infancia.

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© Carlin Shadow ~ 2010
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