lunes, 16 de agosto de 2010

Love Letter -Cap. 4

Capítulo 4 ~


Así de distraído como estaba, pensando y recordando, el viaje de regreso se le hizo absurdamente corto. Al entrar a la tienda, tropezó con el pequeño escalón de la entrada, golpeándose con el mostrador el costado derecho, en consecuencia. Tom asomó la cabeza desde el almacén para ver qué había pasado, y se río estruendosamente, aprovechando que no había clientes. Aún así, algunas personas que pasaban cerca de la tienda se giraron, curiosas.

– Oye, ¡no destruyas lo poco que tenemos! ¿Qué te ocurrió? Trabajas aquí hace años, no puedo creer que olvidaras ese escalón –dijo entre risas, acercándosele.

–Lo siento, estoy algo distraído –se disculpó Ángel, sin mirarlo. Tom lo observó interesado.

– ¿Puede ser que… mi amiga fue demasiado para ti? –dijo estallando en una carcajada –Tampoco es tan linda, Ángel, por favor…

–No es eso… la verdad es que ya la conocía. De hace algún tiempo atrás…–replicó Ángel, un poco avergonzado mientras se frotaba el lugar lastimado.

–Vaya, entonces por eso tardaste. ¿Hablaron un poco de los viejos tiempos? –bromeó Tom, dándole algunos codazos en su costado herido. Ángel lo empujó.

– ¡Oye, me duele! La verdad me tardé porque no había nadie, casi no hablamos… de hecho ni siquiera creo que se acordara de mí –dijo, esbozando una torpe sonrisa.

–Pero qué, ¿no le dijiste quién eras? –se extrañó Tom, y haciendo una imitación infantiloide de Ángel agregó - ¿No se dijeron ‘oye, te acuerdas de mí, yo me acuerdo de ti, seamos amigos de nuevo’ o algo por el estilo?

–Pues… no –dijo Ángel en voz baja. Tom se cubrió la cara con una mano, haciendo un gesto negativo con la cabeza

–Ay, Ángel… eres mi amigo y todo, pero a veces… te pasas de lento –dijo al fin, y volvió al almacén.

Ángel se quedó observando el mostrador, pensando en lo que dijo Tom. Sabía que tenía razón, pero le parecía que hubiese sonado muy torpe de su parte un ‘¿te acuerdas de mí?’ justo después de escuchar su nombre

–Ashley... –dijo sonriendo, y entró al almacén para ayudar a Tom.

Mientras tanto, Ashley conversaba a través de internet con algunos compañeros del instituto y amigos. Había intentado dejar de lado el asunto de Ángel, pero por alguna razón no podía. Las cosas mejoraron cuando el intercomunicador sonó. Era una amiga muy cercana que había ido a visitarla, después de un tiempo de ausencia. Se enviaban muchos mensajes y correos electrónicos, por lo que estaban al corriente de lo que acontecía en la vida de cada una.

Después de unos minutos en los que hablaron de trivialidades, como el clima y el tráfico, le preguntó si había comprado la memoria que quería. Ashley le contestó que sí, y ella quiso saber más.

– ¡Qué bien! ¿fuiste a la tienda o tienen servicio a domicilio? Porque tú casi no tienes tiempo para nada, Ashley –dijo entre risas. Ella sonrió forzadamente.

–Pues… no Katie, no tienen servicio a domicilio, pero soy amiga del dueño de la tienda, así que me lo envió… con alguien –dijo, tratando de no dar señas que pudiesen parecer sospechosas.

–Vaya, ¡qué suerte que conozcas al dueño! ¿y a quién envió? –preguntó, visiblemente interesada. De vez en cuando, estaba segura de que Katie podía leerle el pensamiento. Esta era una de esas veces.

–Eh… a un chico. Debe ser un empleado nuevo… –dijo, y se rió torpe y acusadoramente.

–Y dime, ¿era un chico lindo? –dijo Katie sonriendo maliciosamente. Era definitivo: ella sabía que ocultaba algo.

–Pues… era un chico normal… la verdad es que… –comenzó Ashley, pero no pudo terminar la frase.

–Bien, suficiente tortura. Ahora dime, ¿quién es y cómo se llama? –dijo Katie con una sonrisa. Era su mejor amiga, le tocaba contarle la historia larga, ella sí no se conformaría con un simple “un chico nuevo que trabaja en la tienda de computadoras”.

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© Carlin Shadow ~ 2010
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