Carlisse: Crónicas de los Fríos
By: Carlin Shadow
CAPÍTULO III: Historia
Mi reacción inmediata fue decir
– ¿Serías tan amable de cerrar la boca?–
Yo no era la persona más amable del mundo, hacía mucho que no trataba con gente nueva, y mucho menos con gente joven. Pasaron unos minutos en los que sólo se escuchaba el sonido de los utensilios, y luego dije
–Esa mujer es Rose, la dama de servicio. No hablen con ella, vive ahí hace mucho y no está acostumbrada a la gente. Así está bien. No tiene ningún interés en ustedes, ni ustedes en ella, así que ignórenla, pues ella los ignorará –finalicé.
Siguieron comiendo, aunque aún se sentía esa atmósfera de curiosidad. No era conveniente que se interesaran en ella...
Terminamos de comer. Dejé las cosas sucias limpiándose, porque aunque normalmente Rose hacía la limpieza sin ningún problema, no quería que estuviera en contacto con ninguno de los huéspedes, sobre todo con Arianna...
–Bien –dije– comencemos viendo qué es lo que tienen. Cada uno diga su fuerza elemental[1] y el poder que liberará, y traten de impresionarme... uno por uno. Tú, Way, primero. Párate aquí, a ver. Comienza.
Ella se enderezó, cerró los ojos y se concentró. Cuando abrió los ojos, estos eran negros, eso indicaba posesión... decidí que más adelante averiguaría sobre eso, pues podía ser peligroso si no se sabía controlar de la forma correcta.
–Elemento de Aire, Técnica de la Ventisca –Colocó sus manos separadas, con las palmas hacia adentro paralelas, su energía elemental comenzó a fluir, y se creó una especie de bola gris y blanca, corrimos al patio y lanzó la ventisca hacia un pino cercano, que se arrancó de raíz. Todo estaba cubierto de nieve. Sus ojos de tornaron cafés, y comprendí que había terminado. Por primera vez veía el color natural de sus ojos.
–Bien, puede decirse que estuvo decente.
Ella lo tomó como un cumplido, y ocupó su lugar entre Arianna (cuya cara era una mezcla de pánico y nervios) y Stephen (que tenía una expresión de aburrimiento absoluto)
–Bien, ahora tú, Reden.
Dio unos pasos al frente, se paró en pose casual, como si no le importara, con una mano en el bolsillo. Hizo un movimiento circular con su mano libre, seguidamente una cruz, para finalizar con una equis, y a cada movimiento que realizaba, una luz iba trazando las formas. Soltó su energía elemental, la cual al avanzar rápidamente se convirtió en una estrella, envolvió un ave que pasaba por allí y la trasformó en muchas pequeñas estrellas, que fueron cayendo, como hojas secas hasta confundirse con la tierra.
–Elemento de Luz. Técnica de la Estrella de Transformación –dijo, y regresó a su puesto. Apenas se había despeinado.
–Aprende a seguir instrucciones Reden, dije que antes de comenzar, dijeran su fuerza elemental y el nombre del ataque, no después, –dije con frialdad– con respecto al ataque, es muy interesante, hacía mucho que no lo veía así, tan bien ejecutado –agregué, procurando ocultar lo impresionada que estaba.
Él sonrió con satisfacción y altanería, y me dio la espalda para reírse por lo bajo.
–Bueno, por último, tú Lufking, a ver si se te quita la cara de terror –
Ella dio unos pocos pasos cortos, mirando al suelo. Cuando levantó la cara pude ver que sus ojos estaban llorosos.
– ¿Qué ocurre? –dije bajando el tono frío.
Había dado en mi debilidad. Yo no era capaz de ver a alguien llorar. Me recordaba aquellos terribles días de guerra, y la cara suplicante de aquella mujer... aquellas lágrimas por haber perdido a su hija y su esposo, ambos el mismo día.
Salí de mis pensamientos para darme cuenta que mi rostro mostraba preocupación, el cual rápidamente cambié por mi frialdad habitual.
Entrecortadamente, Arianna se incorporó y dijo
–Yo... no tengo un poder elemental... yo soy... un elemento indefinido[2]... en mis pocos años de escuela sólo cursé teoría así que... lo... lo siento pero no tengo un ataque elemental, yo... –no pudo continuar.
Temblaba y las lágrimas no paraban de caer a sus pies. Tomé aire y cerré los ojos, para poder hablar sin titubear.
–Si esas tenemos... Lamentablemente para ustedes, no podrás aprender la sabiduría de los fríos. Un elemento que no puede siquiera hacer una simple técnica, un ataque básico, no es merecedor de conocer artes tan antiguas, no te servirá de nada aprender de todos modos, no podrás usar esos conocimientos en la práctica. Tienen dos opciones: largarse, ya que aún no les he enseñado nada, con la advertencia de que, si vuelven aquí, será para morir. O quedarse, pero Lufking deberá permanecer encerrada mientras les enseño a ustedes. No podrán hablar con ella, claro, he de insistir en que son artes secretas muy antiguas, reservadas para un reducido número de... criaturas. No pueden conocerse si no van a utilizarse. –sentencié.
Gerlin se enfureció, con los ojos rojos, completamente enojada me miró y gritó
– ¡¿Cómo puede hablarle así?! ¡¿No tiene sentimientos?! Ella ha sufrido mucho por su condición. Además, si es tan buena, ¿por qué no nos muestra sus habilidades? Ha hablado mucho, pero no ha hecho nada. –
La miré, mi mirada fría y penetrante la hizo dar dos pasos hacia atrás, y sus ojos se volvieron blancos de miedo.
–No se las muestro –dije– porque si lo hiciera los tres caerían muertos del susto–
FIN DEL CAPÍTULO III
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